Cementerios alrededor del mundo (Parte 2)

Cementerios alrededor del mundo (Parte 2)

 

¿Es usted de quienes, durante un viaje, se interesa no solo por los vivos, sino también por los muertos del país que visita? ¿Es usted de quienes encuentra tranquilidad en cementerios cuando viaja porque, después de un ratito, los vivos cansan? ¿O es usted una persona, simplemente, curiosa? En cualquier, eso asumo porque si no, no le hubiera dado clic a este artículo.

Pero tranqui, aquí nadie juzga a nadie, y menos yo, que soy una fan de los cementerios, tanto como para sentarme a escribir esta vara.

Así que, sin más preámbulo (aunque puede haberlo si les interesa leer la parte 1 de este artículo), pasemos a visitar más cementerios alrededor del mundo, que no sería mundo si en él no hubiese muerte:

 

7. Mezarje Stadion, Sarajevo, Bosnia y Herzegovina.

 

Durante mi visita a Sarajevo, algo que me llamó la atención en varias tiendas de souvenirs fue la anacrónica presencia de Vučko.

¿Y quién es Vučko? Pues Vučko es un lobo de los Alpes dináricos, que fungió como mascota de los Juegos Olímpicos de Invierno de Sarajevo en 1984. Así que no se sientan mal por no saber quién es Vučko. Su nombre, como el de muchas mascotas olímpicas, después de un tiempo (e incluso, dentro de las mismas olimpiadas) pasa a ser olvidado.

Pero no en Sarajevo. Ya desde que uno llega (al menos en la estación de bus a la que yo llegué procedente de Croacia), lo ve uno de entrada en un cartel descolorido.

 

Con ustedes, Vučko, a la entrada de Sarajevo, con algunos agujeros de bala en el cartel.

 

Sin embargo, no estamos viajando en el tiempo a 1984. Lo que sucede es que en Sarajevo aún se vende merchandising olímpico, como si su población tratara, de alguna manera, de aferrarse a las épocas nostálgicas en que la guerra no había llegado a esta ciudad. Es como si viviesen en una negación postraumática colectiva, y se rehusaran a avanzar a los años 90, cuando en el marco de la guerra de los Balcanes Sarajevo sufrió el sitio más largo de la historia bélica moderna.

Es por ello que este cementerio es uno de los más tristes que he visto jamás. Ante la pavorosa cantidad de víctimas en cuatro años de asedio, hubo un momento en que a los bosnios no les quedó más espacio y debieron empezar a enterrar a sus muertos en el campo de sus glorias pasadas: su estadio olímpico. Ahí, el descolorido pebetero para la llama olímpica custodia el descanso de miles de víctimas de todas las edades, la mayoría civiles.

Infinitamente triste.

 

Cementerio Olimpiadas Sarajevo Cementerios del mundo
El pebetero, al fondo, custodia el descanso de más de diez mil víctimas del sitio de Sarajevo, en los campos de las Olimpiadas de Invierno de 1984.

 

8. Cementerio de la Recoleta, Buenos Aires, Argentina.

 

Pipi por esencia desde su fundación, el cementerio de la Recoleta es una de las atracciones de Buenos Aires, indistintamente si son freaks como yo o gente más normalita. La arquitectura de sus mausoleos y la cantidad de argentinos destacados que reposan en ellos lo convierten en un punto de referencia en la ciudad de la furia.

Lo que a mí me llama mucho la atención de este cementerio (y que también lo vi en el de Chacarita) es que aquí se da mucha información sobre los muertos con tan solo mirar los mausoleos. O sea, que si para mí un cementerio es una biblioteca con todos los libros cerrados, aquí se dejan leer las últimas páginas. Hay placas con párrafos enteros escritos con extractos de poemas, de pensamientos y de historias que permiten darse cuenta cómo murió la persona en cuestión, a quiénes dejó en este mundo y cómo ellos lamentan tanto su pérdida que no dejan que sus palabras de dolor se las lleve el viento, sino que las graban en piedra porque ese dolor es tan inmenso que se vuelve perpetuo. Perpetuo como lo es la muerte.

En ese sentido, es quizás uno de los cementerios más emocionales (que no es poco al hablar de cementerios).

 

Tumba Liliana Crociati Cementerio de la Recoleta Buenos Aires Argentina Cementerios del mundo
Uno de los mausoleos quizás más llamativos en el cementerio de la Recoleta es el de Liliana Crociati. Liliana murió a los 26 años durante su luna de miel, cuando una avalancha cayó sobre el hotel en que se hospedaba en Innsbruck, Austria. Se dice que, en el momento de su muerte, su perro Sabú comenzó a llorar. El mausoleo de Liliana incluye una estatua de ella en su vestido de novia, una estatua del perro, una pintura y un desgarrador poema escrito en italiano por su padre.

 

9. Cementerio de la mafia, Yekaterimburgo, Rusia.

 

O también conocido con el nombre de Shirokorechenskoe Kladbishe, si prefieren ustedes ser puristas del ruso.

Sin duda, uno de los cementerios con las tumbas más… este… este… rocambolescas. Pero bueno, ¿qué se puede esperar de un camposanto donde están enterrados muchos de los mafiosos rusos que, durante los años 90, se pelearon el control de los Urales?

Por lo tanto, lo que se puede esperar son tumbas súper creepy, con fotos de criminales a escala, en medio de un bosque. O, para que les quede más claro de qué hablo, aquí les dejo una práctica guía didáctica para reconocer tumbas de mafiosos rusos: 1) La lápida debe tener una imagen de tamaño natural del mafioso, preferiblemente en mármol negro. 2) El mae debe tener, para ponerlo llanamente y sin anestesia, cara de malo. 3) El muerto debe estar bien vestido con traje y, de ser posible, usar joyas, estar sentado en un trono, o incluso, contar con una lápida aparte para su auto deportivo. El punto es que quede claro cómo a la gente le gusta rajar hasta después de muerta con lo que tuvo en vida, y que le costó tanto obtenerlo al grado de que lo mataran a pura ametralladora. 5) Al lado de la tumba, debe haber una mesa y una banca para que los compas del mae pasen a visitarlo, y se queden tomando vodka hasta las y tantas.

Es, en fin, un lugar donde nos queda claro que mafioso y figura hasta la sepultura. Si quieren leer más sobre este peculiar camposanto y cómo se ve en una apacible tarde de verano ruso, pueden darle clic aquí.

 

Cementerio mafia rusa Yekaterimburgo Cementerios del mundo
Aquí podemos observar una sepultura que abarca los cinco elementos de la Guía Didáctica para Reconocer Tumbas de Mafiosos Rusos.

 

10. Ataúdes colgantes, Sagada, Filipinas.

 

Cuenta la leyenda (porque este lugar al chile es como de leyenda) que en un pueblo en las montañas de la isla de Luzón, en Filipinas, si uno camina por sus bosques se encuentra ataúdes colgando de los árboles y de los riscos.

Pues la leyenda es cierta. En Sagada, un pueblito oculto entre terrazas de arroz, así es como la etnia de los igorots solía enterrar a sus muertos (aunque bueno, “enterrar” lo que se dice enterrar no es la palabra más precisa aquí). Si bien es cierto que esta práctica está en peligro de extinción, hasta el día de hoy, si uno decide caminar por el así llamado Valle del Eco (¡mae, es que todo es tan surrealista en este pueblo!) podrá ver ataúdes colgando por muchas partes o, si no, dentro de cuevas que se encuentran al lado de los ríos.

Los ataúdes, por lo general, son pequeños, no porque los igorots sean bajitos, sino porque ellos creen que uno debe morir como nació: en posición fetal. Por lo tanto, después de que alguien fallece, lo sientan amarrado en una silla hasta que adopte esa forma, luego lo ponen en el ataúd y, a veces, colocan la silla encima de la tapa.

Sin duda, uno de esos lugares tan surrealistas que yo no creería que existiera si no hubiese estado ahí despierta.

 

Ataúdes colgantes Sagada Filipinas Cementerios del mundo
Algunos ataúdes colgantes en el Valle del Eco, Sagada, Filipinas. Nótese las sillas colocadas en dos de ellos a la derecha.

 

11. Cementerio del Monte de los Olivos, Jerusalén, Israel.

 

Ubicado un poco más allá de las murallas de la ciudad antigua de Jerusalén, se levanta el bíblicamente famoso Monte de los Olivos y, en sus faldas, alrededor de 150 000 tumbas.

“¿Y quién soy yo para decirle a toda esta gente que murió en una tierra que no es suya?”, pienso no más llegando, porque ha de ser uno de los cementerios más grandes que haya visto en toda mi vida.

Dejando la política aparte (porque no es este el tema, mucho menos cuando yo vivo en Líbano, el lado del bando contrario), este cementerio, además de gigantesco, permite ver muchas de las tradiciones funerarias judías. De hecho, a mí me parece mucho más emblemático que el Monte Herzl, donde se encuentran sepultados líderes israelíes como Yitzhak Rabin, Golda Meir y el mismo Theodor Herzl, así como los soldados de todas las guerras de este polémico país.

Ha de ser porque el cementerio del Monte de los Olivos existe desde el siglo XVI y porque, además, está lleno de rabinos, pero el caso es que uno ve frecuentemente judíos ortodoxos rezando y balanceándose alrededor de tumbas, con sus trajes oscuros, mientras que detrás de ellos el sol se oculta tras el perfil de Jerusalén.

 

Cementerio Monte de los Olivos Jerusalén Israel Cementerios del mundo
Más de 150 000 tumbas orientadas hacia Jerusalén.

 

12. Sin nombre, Capadocia, Turquía.

 

Caminando por Capadocia una mañana de otoño, me encontré con un grupo de tumbas en el medio de la nada. Tan en medio de la nada que era un cementerio sin cercas y sin nombre, muy alegórico ahora que lo pienso porque es como la misma muerte: anónima y sin límites.

Por supuesto, es surreal encontrarse con un cementerio en un paisaje tan único como el de Capadocia. Pero, personalmente, a mí lo que más me llamó la atención fueron algunas tumbas de gente que vivió más de 600 años… WTF?

Antes de que se sorprendan, esta longevidad engañosa tiene una explicación política. En 1923, llegó al poder Mustafa Kemal Atatürk, quien es considerado el fundador de Turquía y que llevó a cabo profundas reformas para convertirla en un país secular. Entre ellas, se cuenta el cambio del calendario islámico al calendario gregoriano. El islámico, que se basa en ciclos lunares, comienza en lo que para nosotros es el año 622, cuando Mahoma tuvo que huir de La Meca hacia Medina. Por lo tanto, esta gente está más o menos por ahí del año 1442 a estas alturas del siglo XXI en la línea de tiempo occidental.

Por ello, muchas tumbas (no solo en Capadocia, sino en toda Turquía) cuentan con lápidas que tienen el nacimiento en el calendario islámico y la muerte en el gregoriano. Supongo que, al final de cuentas, da más o menos lo mismo.

En la muerte, de todas formas, el tiempo deja de ser transcendente.

 

Tumba Capadocia Turquía
Como cuando uno vive 663 años… #SoloEnTurquía

 

Quizás también te interese leer:

Cementerios alrededor del mundo (Parte 1)

El cementerio de la mafia rusa

Mi novela: Sobre el caballito de baobab

Share your thoughts