Cementerios alrededor del mundo (Parte 1)

Cementerios alrededor del mundo (Parte 1)

 

A mí, desde siempre, me han gustado mucho los cementerios. Sí, ya sé que suena medio creepy pero, aparte de que son muy tranquilos, me parecen como una biblioteca con todos los libros cerrados. Tantas historias ahí, escritas, con puntos finales…

Por eso, cuando viajo, en la medida de lo posible trato de visitar al menos un cementerio en el país al que voy. Me llama la atención entender no solo cómo se vive en una cultura, sino también cómo se muere. De todas formas, no es de sorprenderse que, al final de la vida, cada sociedad defina cómo recordar y mantener en la tierra lo que la misma tierra no puede retener.

Pero, igual, casi todas las culturas persisten en ello.

He aquí, entonces, algunas formas que he encontrado en mis viajes de aferrarse a aquello que el tiempo insiste en llevarse:

 

1. Cementerio Central, Viena, Austria.

 

También conocido por su original y germánico nombre de Zentralfriedhof, este camposanto de la capital austriaca es el tercero más grande de Europa, con 3.300.000 personas sepultadas.

Aparte de ser bastante pipi (bueno, Viena es una ciudad imperial, ¿qué podíamos esperar?), lo que también hace muy peculiar este cementerio es la cantidad de músicos enterrados en sus más de dos kilómetros cuadrados. Beethoven, Gluck, Brahms, Schubert, los Strauss y Wolf son algunos de los compositores que, aquí, guardan silencio para siempre. En mi caso, que estudié música académica, esto viene a ser más o menos entonces como una necrópolis para una groupie.

 

Tumba Beethoven Schubert monumento Mozart cementerios alrededor del mundo
Tumbas de Beethoven y Schubert, con un monumento a Mozart en el centro. Tal parece que los austriacos quisieron hacer trampa, en vista de que no podían sepultar a su compositor más célebre aquí. En realidad, Mozart fue enterrado en una fosa común en otro cementerio en las afueras de Viena.

 

Asimismo, en este cementerio es posible encontrar tumbas que son verdaderas obras de arte porque bueno, como decíamos anteriormente, es esta ciudad de valses, de carruajes y de majestuoso esplendor.

 

2. Cementerio de Montparnasse, París, Francia.

 

Aunque el más popular de los cementerios parisinos es el célebre Père Lachaise (gracias a que es gigantesco y tiene entre sus muros escritos los epílogos de una lista enorme de personajes famosos), para esta entrega yo me he decantado por el Cementerio de Montparnasse.

Si bien es cierto que el Père Lachaise tiene algunas de las sepulturas más hermosas e interesantes que he visto en mi vida (como la de Oscar Wilde, la de Chopin y, antes de que se pusieran en plan menos hippy y le asignaran un policía las 24 horas, la de Jim Morrison), el de Montparnasse me gusta más, quizás por su tamaño más discreto y la menor cantidad de turistas.

Además, tiene también su cuota de personajes famosos, como Samuel Beckett, Simone de Beauvoir, Jean Paul Sartre, Tristan Tzara, César Vallejo, Charles Bauldelaire, Carlos Fuentes y mi favorito entre mis favoritos: Julio Cortázar.

Como vemos, si para mí el de Viena es el cementerio de los músicos, para mí el de Montparnasse es el de los escritores. En mi caso, que estudié literatura, esto viene a ser más o menos entonces como una necrópolis para una groupie.

 

Tumba Julio Cortázar Cementerio Montparnasse Cementerios alrededor del mundo
La tumba de Julio Cortázar, donde aún se sigue escribiendo.

 

3. Cementerio Truong Son, Zona Desmilitarizada (DMZ), Vietnam.

 

Cuando leí que en la primera lápida decía liet si (“mártir”) supe que estaba en el cementerio correcto: el Truong Son. Es aquí, cerca de la así llamada DMZ (que solía dividir Vietnam del Norte de Vietnam del Sur) donde yacen 10.000 historias que se escribieron con el punto final de una bala: 10.000 tumbas de soldados del Viet Cong, que suelen ser por lo general los “malos” en las películas gringas sobre la guerra de Vietnam.

Diez mil tumbas parecen ser muchas, pero en realidad son poquitas si las comparamos con los más de 300.000 soldados vietnamitas desaparecidos en acción. Quienes reposan en este cementerio son, sobre todo, los que murieron manteniendo la Ruta de Ho Chi Minh, la cual abastecía el sur con suministros durante la guerra de Vietnam.

Todas y cada una de las tumbas en este cementerio son iguales, tal y como lo demandan los cánones comunistas. Sin embargo, son sus interiores los que guardan una triste diferencia: muchas de estas sepulturas están vacías y solo tienen el nombre para recordar a alguien que existió en este mundo si acaso durante 20 años, pero que nunca más fue encontrado.

 

Cementerio Truong Son Cementerio Viet Cong Cementerios alrededor del mundo
El cementerio Truong Son, con su igualdad hasta en la muerte.

 

4. Cementerio Nacional de Arlington, Virginia, Estados Unidos.

 

Siempre hay dos lados de la historia.

Así como en el lado vietnamita todas las tumbas se parecen, al otro lado del mundo se encuentra el Cementerio Nacional de Arlington, donde también todas las tumbas se parecen. Sin duda la homogenización de los soldados hasta hacerlos ver todos iguales, para que sean más fáciles de comandar y de encarnar a un enemigo común, es una técnica que se sigue utilizando más allá de su muerte.

Sin embargo, a diferencia del cementerio vietnamita anterior, en este camposanto descansan soldados (y también enfermeras) de todas las guerras de Estados Unidos, desde su propia guerra civil en el siglo XIX. Además, dentro de su terreno se encuentran varios memoriales, como el de las víctimas del 11 de septiembre, el de los tripulantes del transbordador espacial Challenger y otras tragedias en las que han muerto numerosos estadounidenses. También, ahí se encuentra la tumba de John F. Kennedy, de su esposa Jacqueline y dos de sus hijos.

 

Cementerio Nacional de Arlington Virginia Cementerios alrededor del mundo
El Cementerio Nacional de Arlington, con su igualdad hasta en la muerte.

 

Como dato curioso, en su perímetro es posible también encontrar la tumba más peligrosa del mundo: la de Richard McKinley. Su nombre quizás no es famoso, pero el mae tuvo una muerte muy peculiar como resultado de una explosión nuclear dentro de un reactor. Como consecuencia, su cuerpo absorbió tanta radiación que, de estar expuesto, podría matar cualquier forma de vida a su alrededor en cuestión de segundos. Por eso, lo tienen enterrado con no sé cuántas capas de plomo y su tumba está custodiada permanentemente por soldados, que tienen órdenes de disparar a matar si alguien intenta sacarlo de su tumba.

Así que ya lo saben: no se acerquen a la tumba de este mae con una pala.

 

5. Cementerio Chino, Manila, Filipinas.

 

Designado para enterrar a los chinos a los que se les negó descanso en cementerios católicos durante la colonia española (sí, el racismo sigue existiendo incluso en la muerte) este cementerio es uno de los más antiguos de Manila.

Está ubicado, todo hay que decirlo, en un barrio marginal en el que la verdad me cagué del miedo al caminar, no solo porque Manila es la única ciudad en sudeste asiático en que me sentí insegura, sino porque este cementerio en particular queda justo al lado de otro cementerio donde vive gente porque… bueno, porque no tienen otro lugar a donde ir.

Por lo tanto, cuando llegué al sitio en cuestión, primero me metí en el cementerio equivocado y no tardé en notar que, en vez de tumbas chinas, estaba rodeada de mausoleos ocupados por personas en un lugar con un aire indiscutible de favela funeraria.

Cuando finalmente, después de estresantes minutos de vagar sin rumbo entre muertos y vivos, pude dar con la entrada del cementerio chino, entonces quizás lo que me resultó más contrastante es que no parecía un cementerio, sino un vecindario. El lugar no solo es enorme, sino que las tumbas son tan grandes como casas, hasta de dos pisos, y algunas incluyen sala, cocina y habitaciones por si acaso uno quiere ir a pasarse todo el día con su ser querido fallecido.

 

Cementerio chino Manila Filipinas Cementerios alrededor del mundo
A primera vista, un vencindario. A segunda vista, una necrópolis. Cementerio chino, Manila, Filipinas.

 

En la medida de lo posible, evito juzgar los sitios a los que voy, pero este cementerio me pareció mucho con demasiado, en especial considerando que en el de al lado vive gente en la más absoluta miseria. ¿No debería de ser al revés: que el cementerio chino parezca cementerio y no un vecindario porque, al fin y al cabo, es para los muertos, mientras la gente de al lado pueda vivir en un vecindario y no en un cementerio, porque están vivos?

Por otra parte, a mí esto de estar así de apegado a alguien que ya se ha ido, al grado de construirle una casa de dos pisos con todas las comodidades para seguir pasando tiempo juntos, no me parece sano mentalmente. De hecho, con todo y que me gustan los cementerios, cuando muera quiero ser incinerada, para que nadie quede atado a mis restos en esta tierra y me dejen ir en paz.

Pero bueno, como ya estoy juzgando demasiado personalmente a los chinos en Manila, mejor pasemos al siguiente camposanto en la lista.

 

6. Cementerio de Saint Michael, Hong Kong.

 

Hong Kong ha de ser el lugar más claustrofóbico en que he estado en toda mi vida (la mae que sigue criticando, aunque dijo que ya iba a parar, ¡plop!).

Pero en mi defensa, he de decir que es totalmente cierto: en una de las ciudades con los bienes raíces más caros del planeta, es rarísimo, pero rarísimo, encontrar espacio. Casi no ves plazas, parques, ni mucho, mucho menos, un lote baldío. Todo es edificio-edificio-edificio-edificio-edificio. Por ello es común leer sobre las “casas ataúd”, que son como jaulas del tamaño de un sarcófago. En esta modalidad de vivienda se calcula que viven 200 mil personas; un acto inhumano terroríficamente posmoderno.

Lo triste, además, es que así como viven así también mueren. Debido a la falta de espacio, los cementerios en Hong Kong también se han desarrollado verticalmente. De tal manera, puede uno ver colinas con terrazas unas encima de otras y que adoptan la forma de una especie de edificio, con varios pisos para las sepulturas.

 

La foto no es mía porque francamente me dio mucha pereza subir todas las gradas del cementerio (más con el calor húmedo de Hong Kong), pero más o menos así se ve desde arriba.

 

Obviamente, cada piso está ATESTADO de tumbas, por lo que casi no se puede caminar entre ellas. Aparte, como cualquier espacio en Hong Kong, no son nada baratas: un nicho puede llegar a costar 230 mil dólares. O sea, que si usted ya no se había muerto del todo, con esos precios, mae, exactamente por la nuca.

 

Cementerio Saint Michael Hong Kong Cementerios alrededor del mundo
Aquí podemos observar cómo siguen apiñados aun después de muertos en Hong Kong.

 

En vista de que yo también ya los tengo bastante atestados de tumbas, por el momento vamos a dejar este artículo hasta aquí. Pero vendrá una segunda parte, porque a diferencia de las historias que se han escrito en estos cementerios, esta aún no tiene punto final.

 

Quizás también te interese leer:

El cementerio de la mafia rusa

Curiosidades de Myanmar que te sorprenderán

Mi novela: Sobre el caballito de baobab

Share your thoughts