Curiosidades de Azerbaiyán (Parte 2)

Algunas curiosidades de Azerbaiyán (Parte 2)

 

Cuando a la gente le preguntan a dónde les gustaría viajar, es frecuente escuchar respuestas tipo “Japón”, “Grecia” o “India”. Pero ¿Azerbaiyán? Hummmm…  Seamos honestos: ¿cuántas veces escucha uno esa respuesta?

Pero en fin, si es usted de quienes gustan de destinos no tan mainstream, o solo tiene curiosidad por chantes random, acá continuamos con la segunda parte de esta entrega de curiosidades que te llamarán la atención si vas a este país ubicado en el Cáucaso:

 

Azerbaiyán tiene una capital con arquitectura muy futurista

 

Como mencionábamos en la parte 1 de esta entrega, Azerbaiyán ha tenido sus periodos de prosperidad gracias a sus yacimientos de gas natural y de petróleo. Quizás es por tanto dinero que a los azeríes les ha dado por la arquitectura futurista. Al menos en Baku, se encuentra uno con edificios que parecen inspirados en un futuro que no existe, como el centro Centro Heydar Aliyev, que se ve como salido de un episodio de Black Mirror, y que incluye un museo, salas de conferencias y oficinas.

 

Centro Heydar Aliyev Baku Azerbaiyán
El Centro Heydar Aliyev en Baku, que parece recortado de una revista de arquitectura publicada en el año 2119.

 

Otro ejemplo que se puede observar casi desde cualquier punto de la ciudad son las Flames Towers, unos rascacielos en forma de llamas (en un país que se llama “tierra del fuego” esto, claramente, tiene sentido) y que en la noche relucen con pantallas compuestas por luces LED que, periódicamente, muestran la bandera de Azerbaiyán u, obviamente, fuego.

 

Flames Towers Baku Azerbaiján
Las Flames Towers, que se divisan desde varios puntos de Baku, para recordarle a Raymundo y todo el mundo que es esta tierra del fuego.

 

Como último ejemplar arquitectónico, no podemos dejar de mencionar el Crescent Development Project, un complejo de rascacielos en forma de media luna (en un país musulmán esto, claramente, tiene sentido) y que estará listo en algún momento del 2020.

 

Azerbaiyán
Crescent Development Project: expectativa.

 

Sin embargo, yo no estaría muy optimista, porque para finales del 2019 más o menos, por aquí iban.

 

Crescent Development Project Baku Azerbaiyán
Crescent Development Project: realidad.

 

O bueno, a veces Baku también se ve como Sidney. :p

 

Caspian Waterfront Mall Baku Azerbaiyán Andrea Aguilar-Calderón
Yo, en lo que a primera vista podría parecer la Ópera de Sidney, pero que en realidad es el Caspian Waterfront Mall, que aún se encontraba en construcción para el momento de mi visita a Baku.

 

Azerbaiyán, a pesar de ser tan futurista, también es medio comunistoide e incluso, prehistórico

 

A pesar de ese esfuerzo arquitectónico por vivir en el año 2098, como este lugar fue por tanto tiempo parte de la Unión Soviética, sigue siendo frecuente que, dentro de ese futurismo, se mezclen elementos del pasado.

Baku, por ejemplo, también se ve medio comunistoide, con edificios gigantes y avenidas desmesuradamente amplias, en las que uno dura su ratillo cruzando de acera a acera (de ahí la importancia de muchos de sus pasajes underground).

 

Casa de Gobierno Baku Azerbaiyán
La colosal Casa de Gobierno de Azerbaiyán. Ahí caben casi todos los ministerios del país. Antes, había una plaza con una estatua de Lenin enfrente. Hoy, se encuentra ubicada en la así llamada Avenida de los Petroleros. Cambia, todo cambia.

 

También, y si ya uno quiere ponerse en plan anacrónico nivel dios, puede ir al Parque Nacional de Gobustán, donde se pueden observar petroglifos que están ahí desde hace más o menos 20 mil años y que revelan, rupestremente, la vida prehistórica del Cáucaso. Ya lo ven: un lugar súper random desde siempre.

 

Petroglifos Parque Nacional de Gobustán Azerbaiyán
Petroglifos que revelan que los muñequitos de palitos han existido desde hace más de 20 mil años.

 

Azerbaiyán tiene un museo de libros en miniatura

 

Caminando por Baku, me encontré con este museo de libros en miniatura, algunos de los cuales son casi microscópicos, del tamaño de la uña del dedo meñique, y que se deben leer con lupa.

Regentado por dos mujeres de edad avanzada, quienes curiosas te preguntan tu nacionalidad no más entrar por la puerta, el museo cuenta con una colección que abarca los más diversos temas, desde biografías, literatura y religión hasta propaganda comunista (es interesante, sin duda, ver un libro como El Capital en versión no solo de bolsillo, sino en versión de bolsillo del pantalón), todos ellos escritos en varios idiomas como chino, portugués, ruso y por supuesto, azerí. ¿Ven qué tan random es este chante?

 

Museo Libros en Miniatura Baku Azerbaiyán
Acá no se ven tan microscópicos por como tomé la foto (aunque sí bastante rojos, tal como lo dictan los cánones cromáticos comunistas), pero todos estos libros son en miniatura.

 

Azerbaiyán tiene por idioma oficial el azerí, que se parece mucho al turco

 

Para mí, leer azerí es como leer en un espejo, con sus muchas letras “e” al revés. Este idioma, que se viene desarrollando desde inicios del primer milenio, hoy se habla también en partes de Rusia y en el norte de Irán (donde hay una consistente población azerí, al punto de que hay más azeríes en esta parte que en el mismo Azerbaiyán) y se parece mucho al turco.  

De hecho, más allá del ámbito idiomático, y aunque este tipo de comparaciones son odiosas, Azerbaiyán me recuerda mucho a Turquía; es como una Turquía pipi en el medio del Cáucaso, incluyendo sus exquisitos y célebres kebabs.

 

Banco Azerbaiyán idioma
Como cuando uno llega al único banco abierto a cambiar dinero porque ya no le queda ni un cinco, y se topa con esta práctica pantalla en la plataforma de servicios, pero nadie que hable otra cosa que no sea azerí. (De la serie “El analfabetismo”).

 

Azerbaiyán tiene la bandera más grande del mundo

 

En Baku está la bandera más grande del mundo: fabricada con seda, pesa dos toneladas y es del tamaño de una cancha de fútbol. En días ventosos, no obstante, los maes la bajan porque es muy peligroso que ondeé mucho. Esa, sin lugar a dudas, sería una muerte también random: morir aplastado por la bandera más grande del planeta.

 

Blog de viajes
De la bandera gigantesca no tengo foto, porque cuando fui aparentemente hacía mucho viento, pero aquí les dejo una foto de internet para que aprecien su monumental ondeamiento.

 

A pesar de toda esta aleatoriedad, tan distinta de mi país y de cualquier otro en que haya estado hasta el momento, es curiosa, irónicamente, mi primera impresión de Azerbaiyán. Sin embargo, al mismo tiempo, es una de las primeras impresiones que suelo tener con mayor frecuencia en casi todos los países.

Cuando llego a su capital, Baku, muy temprano una soleada mañana, luego de pasar la noche en un tren desde el vecino país de Georgia (y luego de que la mujer que se encarga de los pasajeros en los vagones me despertara entusiasmadamente exclamando “¡Bakú, Bakú!”), decido caminar desde la estación de tren al hostal, que se encuentra a unos dos o tres kilómetros. A veces esta escena se repite en mi vida: como aún no tengo dinero del país al que recién acabo de llegar, o porque no estoy aún familiarizada con el transporte público de la ciudad, o porque tengo pereza de regatear con taxistas después de viajar toda la noche, termino en unas extensas caminatas matutinas, observando cómo, poco a poco, este nuevo país para mí se despierta poco a poco.

Es, de alguna manera, un primer contacto muy simbólico ver cómo las calles vacías comienzan paulatinamente a moverse de la misma manera en que este país nuevo comienza a despertarse, a cobrar vida para mí más allá de cualquier imagen que tuviera de él antes de venir. Es el inicio de mi capítulo con un lugar nuevo, justo al inicio del día, justo durante un amanecer en que puedo observar cómo, poco a poco, se transforma en un lugar plenamente vivo con padres que salen con sus hijos para llevarlos a la escuela, con personas que huelen a ducha fresca al ir muy arreglados hacia sus trabajos, con gente que abre sus negocios o barre la entrada de su casa con los mismos gestos de cotidianeidad de sus días y de los días de todo el mundo. Todas las ciudades se parecen muy temprano en la mañana.

 

Mar Caspio Paseo marítimo Baku Azerbaiyán
Gente caminando en el paseo marítimo frente al Mar Caspio.

 

En esta mañana en Baku, antes de comenzar mi caminata, como no he desayunado decido comerme un croissant que me viene acompañando desde Tbilisi, y me siento en una banca que encuentro a un par de cuadras de la estación para comer y hacer un poco de people watching.

Y, a pesar de todos estos elementos tan distintos en un país que yo ni siquiera me podía imaginar cómo era, a pesar de todos sus volcanes de lodo, su arquitectura de ciencia ficción y sus fuegos eternos, esa es la impresión inicial que tengo de Azerbaiyán: la de un sitio como cualquier otro. Cualquiera de estas personas, que caminan por las calles de Baku con rutinario ritmo porque, aunque para mí es el primero, para ellos es tan solo otro día en Azerbaiyán, podría también caminar así en Costa Rica. Si estuvieran caminando por San José, por la Avenida Central, nadie podría decir a simple vista: “¡Ah, es de otro país!” ni menos, mucho menos podría decir “¡Ah, es de Azerbaiyán!” La normalidad que nos envuelve en la mañana es, realmente, muy humana.

Y es que no importa cuán curioso, random o incluso diametralmente opuesto pueda parecer un país. Al final de cuentas, todos nos parecemos mucho más de lo que superficialmente creemos. Al final es más lo que nos une que nos separa.

Al final, nada humano nos debe ser ajeno.

 

Zapatos sin medias Azerbaiyán
O bueno, quizás este tipo de zapatos sin medias sí debería de sernos ajeno. Cuando fui a Azerbaiyán tal parece que estaba muy de moda entre los hombres. Yo personalmente sostengo que “de la moda, lo que te acomoda” y esto no le acomoda a nadie. :p

 

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