5 psicotips para ahorrar e irte de viaje
5 psicotips para ahorrar e irte de viaje
¡Que noooooooooo soooooooooy millonariaaaaaaa! Va como por enésima vez, porque tal parece que, si a Sísifo lo condenaron a subir una piedra montaña arriba una y otra y otra vez, por toda la eternidad, a mí mi estilo de vida me condena a explicar una y otra y otra vez que, si viajo mucho, no es porque soy millonaria. Pero, si no soy millonaria, entonces ¿cuáles tips para ahorrar y viajar practico?
Si bien es cierto que, con los años, aprendí cómo viajar y trabajar online, en un tiempo no tan lejano las estaciones de mis viajes se guiaban por el siguiente modelo: trabajar en putas durante los años pares y viajar durante los años impares. Así, pasé 2008, 2010 y 2012 trabajando, trabajando, trabajando (y, por si no les quedó claro, TRABAJANDO) hasta ahorrar suficiente dinero e irme de viaje. Y, en ninguno de los trabajos que he tenido, cabe recalcar, he ganado cantidades exorbitantes de plata.
Entonces, ¿cómo hago? Mae, matemáticamente la respuesta es tan simple que, hasta una bruta para los números como yo, que utilizaba el ábaco para jugar de parque de diversiones con sus Barbies, la sabe: ahorro.
Si les ahueva el secreto, lamento decepcionarlos, pero el ahorro es una de las ruedas principales con las que recorro el mundo. Y es tan simple como echar todo en un chanchito, porque yo no tengo cabeza para inversiones a plazos, ahorros programados y todas esas opciones tan bonitas que aparecen en los brochures de banco.
En lo que tal vez sí les pueda ayudar es en cómo me convenzo a mí misma de que necesito ahorrar. Por eso, parafraseando al célebre Adal Ramones: “¡Aquí están los 5 puntos de Sobre el caballito para autoconvencerse de la necesidad de ahorrar y evadir todas esas tentaciones malignas que nos alejan de la mochila!”.
Tip número 1: NO vivás en el presente
“Vive el presente” es una frase que a la gente le encanta tanto, que se la pasan imprimiéndola en agendas, en memes e, incluso, hay quienes llegan a tatuársela (y no los culpo: si mi mamá no me hubiera atajado, yo tendría en mi tobillo algo tan patético como “Kurt Cobain is not dead” #AdolescentesEnLos90sCasosDeLaVidaReal).
Eso de vivir el hoy está muy bien. Porque efectivamente: el presente es lo único que tenemos. Pero para ahorrar, al menos a mí, el vivir el presente no me funciona. Más bien, me traiciona el muy cabrón.
Ejemplo: les voy a contar la historia inexplicable de cómo acabé con unas botas góticas que me costaron $200. Es corta y patética: érase una vez una tarde lluviosa en que venía de bretear y decidí darme una vueltica por el Mall San Pedro a hacer algo que no recuerdo, porque mi trauma con las botas es tan gigante, que todo lo demás se borró de mi memoria para escribir con fuego “NUNCA JAMÁS”. En fin, fui a darme una vueltica y, para cuando me di cuenta, salí con unas botas góticas y $200 menos en mi cuenta bancaria. Unas botas que, hasta la fecha, siguen en una maleta con todos los adornos de Navidad en mi casa, porque me declaro incapaz de caminar con ellas. En otras palabras, son botas para estar sentada. Y yo no suelo pasar sentada.
¿Por qué se dio el fenómeno? Diay… “Comamos y bebamos hoy porque mañana moriremos”. Esa es otra frase pro-presente (aunque menos Paulo Coelho-wanna-be) que se le atribuye a Epicuro, filósofo de la antigua Grecia. Epicuro y sus seguidores creían que el fin de la vida humana es el placer. Evadir el dolor. Disfrutar de la vida. Y, aunque en ese entonces yo no sabía nada de Epicuro, lo cierto es que esa ideología impide ahorrar.
De estúpido modo así fue. Cuando salí del mall, lo hice “epicúreamente”, bolsa en mano. He comido. He bebido. Me he comprado unas botas. He satisfecho mi placer. Pero, ¿adivinen qué? Al día siguiente, seguía viva.
Correcto. Cuando desperté, las botas seguían allí. Pero la plata, NO. ¡Plop!
Tip número 2: evitá los excesos
Antes de que me brinque por ahí algún defensor de Epicuro, he de aclarar que el señor no era necesariamente un desenfrenado, ni un hippy avant garde de su tiempo. Epicuro establecía que la búsqueda del placer debe ser guiada por la prudencia. Decía que el fin de la vida es el placer y evadir el dolor, pero racionalmente, evitando los excesos, porque los excesos te llevan a un futuro sufrimiento.
Por lo tanto, no se trata necesariamente de irse a gastar $200 en unas botas, pero tampoco se trata de no volver a comprarse ni un chicle. Se trata de hacer gastos exclusivamente cuando sean necesarios y, si uno se da un gustito, que no pierda el “ito” en una vorágine de desenfreno.
Esto lo aclaro porque mi debilidad cuando no se trata de viajes, más allá del inexplicable episodio de las botas góticas, son los libros y salir con mis amigos. Entonces mis reglas: no entro bajo ninguna circunstancia a una librería hasta que no me haya leído todos los libros que tenga a disposición (o bueno, nada más a veces, para oler los libros nuevos que son como mi pegamento) y, si salgo con mis amigos, no me tomo más de tres cervezas. Porque, citando a un compa mío, consagrado mochilero: “Al final, es ir a orinar la plata”. O lo que es peor: ir a vomitar la plata.
Y créanme: no hay nada peor que cuando uno se da cuenta de que se vomitó, por ejemplo, un tiquete de avión de Londres a Copenhagen (porque sí, se puede volar con $15 entre esos dos destinos… y yo me puedo emborrachar con la misma cantidad de plata).
Tip número 3: traducí todo en términos “viaje”
Para aquellos que se quedaron patinando con la tarifa anterior y no con mi vómito imaginario (espero) les cuento que, a nivel menos repugnante y más pragmático, así es como yo evalúo cada gasto. Lo traduzco todo a términos “viaje”.
Volvamos, nuevamente, a las infames botas. A menos de que yo entre descalza a un centro comercial, hoy en día que me tienten unas botas es improbable. ¿Por qué? Porque las miro y pienso: “Mae, esas botas… Son $200… Pero con $200 puedo ir hasta más de 12 veces de Inglaterra a Dinamarca… Y nunca he estado en Dinamarca… Y prefiero caminar en Dinamarca con estos zapatos que ando que con botas nuevas por las mismas calles de toda la vida”. Fin. ¡En tu cara, Epicuro!
Mae, con práctica créanme que se logra dominar la técnica. Además, si hay algo que he aprendido, es que los objetos nunca llegan a ser parte de uno. Esas botas góticas jamás llegarán a ser parte de mí (¡créanme que no!) Pero las experiencias, sí. Pasarme un mes haciendo voluntariado con refugiados tibetanos en India, o bajarme de la Gran Muralla China en tobogán, sí. Porque todos somos la suma de nuestras experiencias.
Así que prefiero eso. Menos chunches y más “yo”. Menos chunches y más mundo. Menos chunches y más vida.
Tip número 4: ojo con la frase “me lo merezco”
A mi parecer, esta es una frase de doble filo, no solo para el ahorro, sino para cualquier meta que nos propongamos en la vida (tomo nota, porque estoy tratando de fumar menos y, siempre al terminar de escribir, me fumo un cigarro con el cuento de “me lo merezco”).
Decimos que nos merecemos algo cuando, después de cumplir un deber, como todo un día de trabajo contestando teléfonos (así es: yo me fui de viaje 6 meses a Europa con el salario de un call center), los compas del brete dicen: “Jale por una birra”. O, lo que es peor: vas a un centro comercial y salís con unas botas góticas (la mae que no lo supera. ¡Sia necia!).
Pero no. No te lo merecés. Si viajar es realmente lo tuyo, te merecés entonces tomarte una birra en el auténtico Oktoberfest en Munich, o caminar descalzo por la playa más impresionante en Tailandia. ¿O no?
Por eso es que se hace tan difícil ahorrar: queremos buscar el placer y, en ese momento, nos olvidamos del sufrimiento que nos provocará no conseguir lo que nos hemos propuesto. Vivimos el presente y le quedamos bien a nuestro yo de hoy, pero le quedamos pésimo a nuestro yo futuro, que tendrá que empezar, una y otra y otra vez (a lo Sísifo) y seguir atrapado en un círculo donde sabe que hay algo que no lo hace feliz.
¿La solución? Comenzá a visualizar a tu yo futuro. Y aprendé a quererlo. Mirá a tu yo del futuro y decile: “Vos te merecés quedarte viendo manchitas de colores en forma del Taj Mahal después de verlo de frente, refulgiendo con los rayos de sol del amanecer”. “Vos te merecés despertarte con el sonido de las mezquitas en Istanbul luego de hacerlo con el sonido del despertador por meses y meses para ir a trabajar”. “Vos te merecés empaparte con el agua de las cataratas Victoria en la frontera con Zimbabwe y Zambia, después de empaparte tantos días esperando el bus luego de salir del trabajo”. “Vos te merecés _____________”. (Llená ese espacio en blanco con lo que vos crees que te merecés).
Y entonces, cada vez que sintás la tentación de gastar el dinero que podrías ahorrar, mirá a tu yo futuro y decile: “Está bien. No voy a gastar esta plata por vos. Porque quiero que seás feliz. Porque vos te lo merecés”.
En fin, no te fallés a vos mismo. Porque mañana no morirás. Mañana, como todos los días, saldrá el sol.
Tip número 5: vivo mi vida como si fuera una novela
Este es un punto muy, pero muy personal (por eso lo puse en primera persona, a diferencia de los otros), porque como soy escritora pienso que la novela más importante que voy a escribir debe ser mi historia personal. Mi propia vida.
Por eso, cada vez que estoy en una encrucijada, me detengo y pienso: “¿Qué sería más interesante para mi personaje? ¿Hacer A o B?” Y entonces, la respuesta siempre me parece tan obvia…
Eso es lo que me motiva más a ahorrar. Y es que díganme si es cierto o no, porque si no fuera así, ustedes no hubieran llegado leyendo hasta aquí: ¿qué es más interesante? ¿Contarles cómo ahorrar para comprarse un smartphone o contarles cómo ahorrar para volar sobre los Andes, para bañar a un elefante en un río en Nepal o para dormirse viendo la vía láctea desde un desierto y saber que somos parte de un universo infinito que va más allá de una pantalla? ¿Qué van a recordar al final de sus vidas: las películas que vieron en el tele de plasma o las que protagonizaron ustedes? ¿Con qué soundtrack van a abandonar este mundo: con el silencio anónimo de los objetos apilados o con la cadencia de una vida bien vivida?
Ahí se las dejo picando en la cancha. Porque lo digo como escritora y, sobre todo, como ser humano: cada vida es única e irrepetible y cada vida, en este mundo, todas y cada una de ellas, merecen ser dignas de ser narradas.
4 Comments
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Tres veces me agarre caído:
– Una mientras veía TV
– La otra mientras jugaba Uncharted (que irónico, «recorres el mundo en este vídeo juego»)
– La ultima es verme a diario en un trabajo que no me gusta para ganar dinero que debo? en que momento…. y cuando me doy cuenta navidad de nuevo haciendo lo mismo.
Me visualice en tercera persona, verme sentado en el sillón, tomando una birra con snacks, o en el escritorio de trabajo haciendo lo mismo y me dije, WTF estas haciendo????
De momento mi proyecto en irme el otro año, no se como $, no se si los Gringos y los amistosos Canadienses me darán la Visa, pero en realidad de momento nada me atrasa, solo me iré, necesito dejar lo monótono de esto, ya de muchacho lo quería hacer pero no pude (Estaba «juntado» je je).
Ya te avisare como me va con el ahorra que ni lo he empezado, «puta manda huevo» con solo 2 milloncillos me la juego
Saludos de un colega Pata Caliente que también sufre el síndrome de Sísifo 🙂
¡Excelente! Abramos el grupo de apoyo. 😉
Excelente, era exacto lo que ocupaba leer, estoy en proceso de seguir tus pasos y este blog me hizo ver q no estoy sola con estas ideas locas!!! Muchas gracias por compartilo,es una excelente filosofia de vida!!!!