Cómo perder el miedo a viajar solo (Parte II y final)
Cómo perder el miedo a viajar solo (Parte II y final)
Continuamos con el futuro best-seller (¡ojalá!): “Cómo perder el miedo a viajar solo” .
Consulten la parte I de esta entrega para los puntos 1 y 2. Los ya iniciados, sin más preámbulo, porque qué cansado que a uno lo atrasen con un prólogo (la mae que siempre se salta los prefacios en los libros) salten conmigo al punto 3:
3. El miedo es como el polvo: cuando te movés, se va
Volviendo al pobre lado izquierdo de tu cerebro (que no está saliendo muy bien parado en este artículo, pobrecito) lo cierto es que el mae no se va a callar hasta que te movás.
De hecho, el miedo es como el polvo: cuando te movés, se va. Poco a poco, o de un solo tiro. Pero de que se va, se va. Por otro lado, si te quedás en un solo lugar, cuanto más lo pensés, menos lo harás. Más polvo se acumulará. Es casi matemático (ah, las matemáticas nuevamente, tan desquiciantes, pero tan creíbles…).
Por eso yo le insisto taaaaanto a la gente que, para irse de viaje, ponga una fecha FIJA y que la respete. Es una manera muy pragmática de contar 1, 2 y 3 y lanzarse al camino que, de todas maneras, está hecho de tierra firme.
El punto es que si no ponés fecha, comenzás a inventar excusas de manera casi inconsciente. Incluso, hasta el día de hoy, a mí me pasa. Para mi próximo viaje (que es a Alemania) yo ya estaba diciendo: “Mejor me voy en febrero porque así voy a las fiestas de Palmares”. “Mejor me voy en marzo porque así disfruto más del verano acá en Costa Rica”. “Mejor me voy en abril porque así me da chance de aprender mejor alemán…”. H-A-B-L-A-D-A-S D-E C-A-C-A. Ya he ido a las fiestas de Palmares incontables veces en mi vida. Hermoso el verano en Costa Rica, cierto, pero ya habré disfrutado de varias tardes soleadas para cuando me vaya. ¿Chance para aprender mejor alemán? Hallo!!! En Costa Rica lo que se habla es español, que lo hablo desde que tengo memoria. ¡Duh!!!!!
Como ven, excusas. Son peligrosísimas. Algo así como dejar tus dulces sueños al aire libre, a merced de un panal cercano. Salvá tus sueños realizándolos hoy y, si no es hoy, al menos en una fecha concreta.
Siempre me ha llamado la atención cómo hasta a los privados de libertad se les pone una fecha para cumplir sus condenas en las cárceles, y nosotros no nos atrevemos a ponerles una fecha a nuestros sueños para que se hagan realidad. O sea, ¿no nos merecemos ver la luz al final de la celda de aquello que no nos hace felices?
Así que movete hacia esa luz. No importa si no es hoy, mañana o pasado, pero que ese algún día tenga fecha. Y verás cómo el miedo y todas sus excusas comienzan a evaporarse de manera tan ridícula e insignificante como una pinche nube de polvo.
4. Recordá que da más miedo despertar una mañana y darse cuenta de que no lo hiciste
Quizás no he sido 100% honesta porque este es un miedo que a mí nunca se me va: el despertarme una mañana y darme cuenta de que ya no puedo hacer aquello que tanto quería no por miedo, sino porque de verdad NO puedo.
Esa es una situación en la que no quiero ponerme a mí misma. Prefiero exponerme a perderme en una ciudad tan caótica como Calcuta, enfermarme en una isla en Filipinas o quedarme atrapada en la frontera entre Malawi y Mozambique. Pero NO despertarme sabiendo que no vi Calcuta, ni Filipinas, ni el sur de África.
Lo que sucede es que, si algún día realmente me despierto y no viajé, no tendré a nadie a quién culpar excepto a mí. La responsabilidad de hacerme feliz es mía, única y exclusivamente mía, y de nadie más.
Lo cierto es que una de las verdades más duras para aceptar como seres humanos es que solos venimos y solos nos vamos. Y lo que hagamos entre que venimos y nos vamos nos corresponde a nosotros mismos.
De hecho, la primera vez que yo viajé sola fue por accidente. En realidad, estaba viajando con mi exnovio por Europa y nos separamos de una manera terrible en Holanda (de hecho, es una historia bastante ruda, que espero contar algún día en una novela, quizás).
El caso es que, después de eso, yo todavía tenía dos tiquetes: uno para ir a Bélgica, Alemania y República Checa, y otro para volver a Costa Rica.
Luego de algunos días de indecisión, lo primero que vi cuando me bajé de ese tren que les contaba en la primera parte de este artículo fue Bruselas.
De corazón, no culpo a mi exnovio después de tantos años. Pero, sin lugar a dudas, en este 2017 sí me hubiera culpado a mí misma si me hubiera levantado una mañana y me hubiera dado cuenta de que escogí el boleto para regresar a Costa Rica.
Y lo que es peor: capaz que si eso no hubiera pasado, estaría todavía esperando por un hombre que me llevara de la mano a conocer el mundo.
Me hubiera perdido, tal vez, de 55 países y de más de una década de historias por vivir.
Quizás, más bien tendría que agradecerle a él, y a la mujer que yo era en ese entonces, el haberme dejado mamando en mitad del viaje de forma tan brutal, porque lo cierto es que nunca sabés lo fuerte que sos hasta que ser fuerte es tu única opción. Frase muy tipo Paulo-Coelho-galletita-de-la-fortuna-agenda-Hallmark, pero ciertísima.
5. ¿A cuál amo vas a servir?
Hablando de frases motivacionales y otros cuentos, una vez leí que existen solo dos fuerzas que pueden guiar a una persona en el mundo: el amor o el miedo. Ambas no pueden coexistir.
De hecho, todos y cada uno de nuestros días, servimos a uno de estos dos amos. Y, como dice la Biblia (que, a pesar de yo no ser creyente, a mí me parece un libro muy sabio en muchos aspectos), uno no puede servir a dos amos.
Desde que escuché esa frase, intento aplicarla al menos a cada una de mis decisiones importantes y, la verdad, me ha hecho mucho más fácil ver soluciones que antes se me hacían un arroz con mango en la jupa. Les recomiendo, por lo tanto, ponerla en práctica ustedes también, en especial en el tema de los viajes.
Si de verdad, con todo tu corazón, querés viajar, aunque sea solo, pero no lo hacés porque te aterra, ¿a cuál amo estás sirviendo? Al miedo, obvio.
Pero, ¿realmente es más fuerte ese amo dentro de vos? ¿A ese es al que querés servir el resto de tu vida? ¿Te sentirías satisfecho de esa manera?
¿O más bien querés servir al amor, a la pasión por viajar, por vivir, por ser feliz?
Ahí te la dejo picando en la cancha. Porque una vez más, el miedo es una experiencia subjetiva y, aunque pase tecleando aquí razones y razones para no tener miedo hasta que este artículo no lo tenga que dividir en dos partes, sino en varios volúmenes de lo largo que sería, nadie puede escoger tu amo y tu destino más que vos mismo.
Por eso es que viajar solo es taaaaan importante: porque al final es recorrer realmente TU camino.
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3 Comments
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Gracias por los artículos. Nos puede recomendar que buscadores usa para vuelos y para hoteles?
Los tips de viaje
Gracias por contar su experiencia! Y sí, el miedo paraliza y sí, después una se da contra la pared por pendeja! Me pasó el año pasado, tenía el tikete y todo…pero puse mil excusas y me heché para atrás…y el enojo? Conmigo misma…pero ya conciente de las excusas y después de aceptar que me da miedo…quiero creer que mi próximo viaje será sola por propia voluntad!
Pura vida Andrea!
Gracias por compartir sus experiencias.
Me encanto! Gracias gracias