6 curiosidades de Copenhagen
6 curiosidades de Copenhagen
Si ustedes crecieron con La Sirenita, jugando Lego y comiendo galletas danesas en Navidad, cuyo tarro de metal luego se usaba como costurero, habrán sentido la escandinava presencia de Dinamarca en sus vidas desde la más remota infancia.
Una de mis ciudades favoritas es, hasta la fecha, su capital de cuentito de hadas: Copenhagen. Imposiblemente cara e imposiblemente hermosa, acá les dejo algunos detallitos que llamaron mi atención en mi más reciente visita a estos nortes ya casi medio polares.
1.Copenhagen es súper colorida
Algo que me llama poderosamente la atención es que, a veces, los países cuanto más fríos son, menos miedo parecen tenerle al color. Al menos, en el Tíbet, Rusia y Dinamarca, me da la impresión de que en estos chantes hubiesen aprovechado sus inviernos nevados como hojas de papel en blanco, para pintar con todas las crayolas de la caja. Sin miedo al cromatismo.
2. El símbolo de Copenhagen bien podría ser el célebre remolque de bici
En una ciudad altamente ciclística y cómodamente plana, los daneses transportan de todo en esta vara: niños, mascotas, plantas, víveres o rellene este espacio con cualquier otro chunche que a usted se le ocurra__________ y algún entusiasta danés lo echará en este compartimento, para llevarlo por los 400 kilómetros de ciclovías de la ciudad.
3. Copenhagen tiene una ciudad dentro de una ciudad
O más bien, un país dentro de un país. Christiania es un distrito autónomo que es como una especie de comuna hippy que ha estado ahí desde los 70. Tienen su propia bandera, himno y leyes, de manera que, por ejemplo, es permitido comprar marihuana (mientras que en el resto de Dinamarca es ilegal) y los carros están prohibidos. Cerca de mil personas viven aquí y, cada vez que salen de su micronación, lo hacen bajo un rótulo que dice: “Ahora está entrando a la Unión Europea”.
4. Lego… Lego everywhere
Desde que en 1932 se puso la primera pieza de Lego en Dinamarca, este imperio de bloques de plástico ha crecido por todo el mundo, de tal manera que, aún sin darnos cuenta, muchos en nuestras infancias construimos nuestros propios mini Copenhagens (sí, esta ciudad es como un Lego gigante). Por lo tanto, es frecuente ver tiendas de Lego por aquí, allá y acullá, que dentro suelen tener verdaderas obras de arte pixeleadas en 3D.
5. Hans Christian Andersen… Hans Christian Andersen everywhere
En un país con inviernos tan largos y tan oscuros, los cuentos tal parece que han ocupado un lugar protagónico en la sociedad danesa. Quizás el más famoso de sus escritores es Hans Christian Andersen, autor de historias tan mundialmente conocidas como El soldadito de plomo y La sirenita. De tal modo, el mae recibe de sus paisanos el puesto más honorífico dentro de la historiografía literaria danesa y lo vemos aparecer por las esquinas de Copenhagen, desde en forma de souvenir hasta en forma de estatua. Si bien es cierto que los finales de estos cuentos pueden ser traumatizantes, la vida es así: uno, al final de su propio cuento, también palma. Mejor aceptarlo desde chamaco.
6. Hombres guapos… hombres guapos everywhere
Para ser honesta, a mí los rubios no suelen llamarme la atención. Por el contrario, a mí me atraen hombres de barbas oscuras y ojos cafés, como el café que me devuelve a la vida cada mañana. Pero mae, aquí no es cuestión de gustos: es cuestión de, simplemente, tener ojos, ¿me entiende? Al chile: hay que tener las cuencas de los ojos completamente vacías para que usted no considere a estos maes EXQUISITAMENTE GUAPOS. Hasta dan ganas de aplaudirles: son obras de arte ambulantes. En especial, varios optan por el que llamo “el look danés”: saco azul y camisa blanca, acompañados de una mirada intensa…. No sé por qué, pero aquí como que a la gente no le cuesta tanto quedársele viendo fijamente a una desconocida (o a lo mejor era yo, que me les quedaba viendo demasiado con cara de idiota y un hilo de baba bajando por la comisura de la boca).
En fin, que yo de Escandinavia nunca he salido decepcionada, sino siempre sintiendo un gozo absoluto, un éxtasis profundo y un rapto por lo absolutamente bella que puede ser la vida. Eso sería.
(¿Y por qué no hay fotos de los maes guapos? Antes, solía tomar fotos paparazzi de maes atractivos, pero luego me puse a pensar en lo mucho que me ha molestado, a lo largo de los años, que hombres tomen fotos de mí sin mi consentimiento, en especial en India y Sri Lanka. Así que ni modo: no hagás lo que no te gustaría que te hicieran. Si quieren verlos, vayan a Copenhagen y demás tierras de Thor).